Inicio estas líneas desde el más profundo
respeto hacia los lectores y hacia aquellos que me han precedido en el tema y
sobre todo al ilustre economista y escritor que las ha inspirado (al menos inicialmente): el profesor
Jose Luis Sampedro.
Con fecha 11 de mayo ha circulado
profusamente por la red una carta atribuida al profesor Sampedro que se inicia con las
siguientes palabras:
“Querido señor Presidente: es usted un hijo de puta. Usted y sus ministros.
Se lo digo así, de entrada, porque
sé que nunca va a leerme, como nunca lee usted libros, ni nada más que
periódicos deportivos como usted mismo ha confirmado, jactándose, como buen
español de ser un ignorante”
Este escrito aparecido originalmente
en la página Web de Izquierda Digital ha resultado FALSO y ha sido desmentido por la propia publicación que lo
atribuye a un error y por el propio escritor que en su página web niega su autoría
y el uso del insulto como sustituto del argumento.
Una vez mas es preciso
ser cuidadoso con la información que circula por la red y verificar su
autenticidad...
En todo caso yo quiero
referirme al uso de epítetos y palabras mal sonantes en el uso público de la
expresión, pública o semipública,(valga la redundancia) es decir cuando algún personaje público cree que
no le oyen.
Ahi van algunas perlas.
“Yo creo que hemos tenido una inmensa suerte
de poder darle un puesto a IU, quitándoselo al hijo de puta ese”. Esperanza Aguirre. (Presidenta de la Comunidad De Madrid)
“¡Manda huevos!”. Federico Trillo. (Presidente del Congreso de Diputados)
”Nuestro compañero Blair es un gilipollas
integral”. José Bono (Presidente de Castilla la Mancha)
Claro que la cosa viene de lejos porque en
los inicios de la democracia se atribuye al senador por designación real y posteriormente Nobel de Literatura Don Camilo
Jose Cela la siguiente anécdota.
Un senador en uso de la palabra se lamento:
-“que el Sr Cela este dormido mientras yo
hablo”
-Y Cela desde el banco respondió.
-“no estoy dormido, estoy durmiendo”
-El senador en cuestión replicó
-“no veo la diferencia”
-Y de nuevo Cela, sin inmutarse, dijo:
-“la misma que entre estar jodido o estar
jodiendo”
De este gallego universal se podía esperar cualquier
cosa porque como dicen los italianos " si non e vero e ben trobatto"
Incluso al presidente de La Generalitat de Catalunya durante 23 años Jordi Pujol un día se le
escapo.
“¡Ja ni ha prou, cony!” (¡Ya basta, coño!)
En todo caso mi reflexión viene a cuento en
la medida que en nuestra lengua, sea la
que fuere, la palabra soez debe ser
evitada y, por supuesto no convertirla en forma habitual de expresión.
Estamos en un entorno social, político y
empresarial en el que ante la falta de argumentos se insulta soezmente al
interlocutor como medio de apabullarlo.
Esto es un además un insulto a la
inteligencia del resto de oyentes.
Los ejemplos citados son públicos y conocidos,
(precisamente por estar en boca de políticos) pero la cantidad de ofensas e
insultos que se dan en algunas empresas y organismos entre individuos que nunca
saldrán del anonimato es innumerable.
El respeto a la persona, al lenguaje y a la
educación están por encima de vehemencias o actitudes, por puntuales que sean, carentes de la más elemental educación
Y si
al iniciar el artículo hacíamos mención de un gran escritor acabamos con una
frase de otro tan importante y tan crítico en su tiempo como Miguel de
Cervantes que entre muchas reflexiones nos dejo estas.
¿Qué locura o qué desatino
me lleva a contar las ajenas faltas, teniendo tanto que decir de las mías?
"Las honestas palabras dan indicio de la
honestidad del que las pronuncia o las escribe."
Sinceramente, creo que todas estas expresiones son un fiel reflejo de la clase política que tenemos: cutre como jamás nos imaginamos. Los parlamentarios, como su propia palabra indica, eran personas hábiles en el manejo del lenguaje que sabían jugar con las palabras y crear frases cargadas de expresividad y emotividad. En este juego tenían cabida palabras que podríamos calificar de soeces, pero que dichas por personas cultas y dentro de un contexto determinado, contribuían a remarcar ciertos conceptos y no se percibían como malsonantes. ¡¡En donde quedó todo aquello!!
ResponderEliminarLa clase política de hoy es cateta, inepta y cutre, como ya comenté más arriba. Acuden al insulto para hacerse valer, y carecen de la habilidad necesaria para construir mensajes impactantes si no es usando tacos. En fin, es un tema que daría para hablar horas y horas. Solo quiero concluir con dos frases que deberían de grabarse nuestros políticos entre ceja y ceja:
Primera: "no rompas el silencio si no es para mejorarlo" (dicho de modo llano: lo mejor que podían hacer muchos de ellos es quedarse callados)
Segunda: "los limites de mi lenguaje son los límites de mi conocimiento" (que huelga explicación alguna)
Felicidades por el artículo, Carles, y un cordial saludo
Juan José
http://www.silosenovendo.com
Gracias por tu opinión en la que coincido totalmente.
ResponderEliminarTenemos la mediocridad y la intolerancia instalada en las mas altas esferas.
Pero la malo es que nos tratan como a estupidos y no saben ni engañar.
La Buena comunicación no soluciona todos los problemas pero su ausencia los agrava aún mas.
Un abrazo.
Carles