miércoles, 30 de enero de 2013

¿El directivo empresarial debe ser actor?


Recuerdo que cuando a principios de la década de los 70 intentaba iniciarme en los temas de comunicación  y expresión  se me hacía, con frecuencia, un comentario un tanto despectivo.

“déjate estar de tonterías; eso de la expresión (sobre todo no verbal) es cosa de los cómicos y demás actores que tratan de sobrevivir por ahí”

Yo me quedaba un tanto perplejo pues  en mis escasos viajes a Francia había encontrado escuelas donde estas materias no estaban dedicadas sólo a “cómicos” sino a cualquier tipo de profesional.

Con los años el criterio ha ido variando, pero la actuación y la expresión dramática, de la que ya he hablado en otras ocasiones, va ganando terreno en nuestra sociedad actual y por tanto también en las empresas.

Durante los últimos meses nos han dejado muy buenos actores – Juan Luis Galiardo, Paco Morán, Tony Leblanc, Emilio Aragón (Milyki) y en estos últimos días Anna Lizarán- por citar solo algunos de los más conocidos.

Sirvan estas letras como homenaje a su trabajo y a su profesionalidad. 

No eran directivos de empresa pero en más de una ocasión, tal vez, les dieron vida en la ficción. Y a buen seguro con gran verosimilitud.

Y saco a colación a estos profesionales porque ya en los años 80, trabajando en Fundación Emi, antigua Escuela de mandos Intermedios, se realizaron unas jornadas que tuve el privilegio de coordinar bajo el título de “EL PROFESOR ACTOR” y que dirigía la gran pedagoga Carme Aymerich,  que de alguna forma planteaban no solo el rol de actor de un buen profesor sino la capacidad de “actuar” de todo buen directivo empresarial.

Esta sesión se repitió, con gran éxito, en el congreso de Afyde de Palma de Mallorca dirigido especialmente a formadores y directivos de empresa.

Es decir que entre los distintos roles de la dirección de empresa resulta muy útil no solo ser creíble si no evidenciarlo ante los colaboradores. Dicho llanamente actuar de la forma adecuada al rol, a la función y a la situación concreta en cada caso.  

En la actualidad,  donde los valores resultan fundamentales en  la cultura de empresa la credibilidad que emane del directivo resulta fundamental.

No es fácil poder mostrar ejemplos de actuaciones directivas reales puesto que se dan en la propia entidad de forma privada o en actos públicos , generalmente bien preparados , pero a buen seguro cualquiera que trabaje en una empresa de medianas dimensiones- las PYMES son un caso aparte del que ya hablaré más adelante- ha podido constatar la falta de credibilidad con la que se exponen muchas decisiones y la escasa técnica con que se presentan determinados proyectos que en lugar de crear entusiasmo despiertan recelos, si no espanto entre los oyentes.

En definitiva no se trata de que los directivos interpreten a Cervantes o a Lope de Vega pero sí que posean las técnicas de interpretación que permitan hacer creíbles su roles empresariales.

Hacer teatro sin mesura lleva a perder la credibilidad y a mostrar la posibilidad de engaño.

No aplicar unas ciertas técnicas expresivas, dificulta la comunicación y crea inseguridad y falta de confianza  y como afirma el profesor Simón Dolan, doctor e en RR.HH  y profesor de ESADE.”Sin confianza la innovación no funciona, la jerarquía, hoy, no logra innovación”.(sic)”le falta tolerancia al fracaso”

Por tanto y para dar respuesta a la pregunta del título : El directivo no es imprescindible que sea actor pero sí lo es que sepa actuar.

Hasta pronto.

2 comentarios:

  1. Gracias Eva
    Pero para muchos es mas que un drama.
    Es una tragedia que la podría firmar Eurípides

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