lunes, 21 de mayo de 2012

Un poco de poesía.


Hace unos días tuve ocasión de leer en un suplemento dominical un artículo de David Trueba en el que se lamentaba de lo incomodo que resulta encontrarse en un aeropuerto y que constantemente se te acerquen distintas personas para ofrecerte los productos y servicios más insospechados: vacaciones paradisiacas low cost, tarjetas de fidelización de vaya Ud. a saber qué empresa, seguros infinitos a precios de saldo y un largo etc.

Se lamentaba El Sr Trueba de lo difícil que resulta quitarse de encima a esas personas sin herir su sensibilidad y mandarlas a paseo pues no dejan de estar intentado realizar un trabajo, normalmente por un salario de hambre.

Coincido con él en estas  sensaciones y añado alguna más. Como evitas que te suelten un rollo telefónico abrumador sobre las bondades de cambiar de compañía de telefonía móvil, de instalar una línea ADSL que no necesitas, de cambian de distribuidor de gas, o electricidad o  de participar en un sorteo que, aparentemente has ganado sin jugar y así hasta la saciedad.

Por supuesto que existe la posibilidad de colgar el telf. a los cinco segundos de conversación una vez has dicho ¡NO! pero seguramente seguiremos frustrando a muchos trabajadores desesperados y quizá a  algún desaprensivo que nos ofrecía gato por libre.

Yo quisiera apuntar un posible remedio comunicativo que, en ocasiones me ha funcionad: La entonación de la voz.

La entonación es una técnica que permite transmitir nuestras sensaciones y sentimientos incluso mas allá del propio significado de nuestras palabras.

Si ante la presentación del interlocutor le anunciamos con tono de duelo que "no es momento de interrumpir nuestro dolor con detalles mundanos" seguramente nos dirán que cual es el mejor momento para volver a llamar a lo que responderemos con un tono sollozante “solo el tiempo nos lo dirá” y colgamos.

También podemos entonar fingiendo un éxtasis sexual y rogando que no nos interrumpan en tan sublime momento y con un suspiro profundo colguemos.

El interlocutor rabiara de envidia pero seguramente con una sonrisa.

En todo caso las entonaciones pueden mostrar, incredulidad, aburrimiento, enfado, euforia y mil sentimientos más que deberemos adecuar al momento y a la persona que nos importuna.

Ahora bien, esa misma entonación es la que en circunstancias normales nos permite relacionarnos socialmente con nuestros semejantes y para eso no valen bromas ni subterfugios.

Mostraremos amor, alegría, firmeza, apoyo, consuelo, dinamismo y otros múltiples sentimientos que nos permitirán una relación excelente.

Estamos mostrando, expresando, nuestros sentimientos y  eso no es un juego.

Aprender la técnica de entonación requiere de dos pautas fundamentales: sinceridad interior y sensibilidad.

Ahí es donde interviene la poesía porque si somos capaces de leer (en voz alta ) poesía, que ya por definición es sentimiento en grado puro, captaremos toda una serie de matices lingüísticos que nos permitirán expresar sentimientos. En principio los del poeta y con algo más de práctica los nuestros propios encarnados en palabras capaces de llegar al corazón de nuestro interlocutor.

Esta expresión artística nos permitirá, en alguna ocasión salir de trances incómodos, con sutileza y, con mayor frecuencia, relacionarnos adecuadamente con nuestros semejantes. Eso si vale la pena.
El trabajo del grupo argentino Luthiers es un buen ejemplo de habilidades de entonación

0 comentarios:

Publicar un comentario

Con la tecnología de Blogger.

© Expresión y Comunicación

Designed by ScreenWritersArena


Bloggarized by silosenovendo.com