Este escrito resultará,
tal vez, un poco nostálgico y me ha costado varios días decidirme a escribir. El motivo es simple hace justo
una semana tuvimos que practicar la eutanasia a mi perro Lucky, fiel compañero
desde hace casi 14 años. La edad no perdona y el cáncer menos, por tanto ha sido
un regalo disfrutar de su compañía todo este tiempo. Todos sabíamos que no podía
durar indefinidamente pero fue su última mirada la que perdura. a partir de ahora el recuerdo siempre selectivo será maravilloso.
Todos los que de
alguna forma nos dedicamos a la comunicación sabemos de la importancia de la
expresión no verbal en los procesos de relación interpersonales y si bien todos
los gestos tienen su importancia hay uno que hemos aprendido, espero, a conocer
mejor que al resto.
Me refiero a la
mirada . Tiene una potencia y una fuerza expresiva impresionante. Ya lo dice el refrán
“si las miradas matasen…”. Pero la riqueza de matices y de sentimientos que
pueden observarse a través de la mirada es algo que nos facilita una cantidad
de información extraordinaria sobre nuestros interlocutores.
"Penélope,
tristes a fuerza de esperar,
sus ojos, parecen brillar
si un tren silba a lo lejos"- canta Joan Manuel Serrat en uno de sus hermosos trabajos.
tristes a fuerza de esperar,
sus ojos, parecen brillar
si un tren silba a lo lejos"- canta Joan Manuel Serrat en uno de sus hermosos trabajos.
“Lo veo arar los
rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo” - nos describe magistralmente Miguel Hernández en el “Niño yuntero”
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo” - nos describe magistralmente Miguel Hernández en el “Niño yuntero”
Por otra parte, es
cierto que todos y cada uno de nosotros también miramos y esa mirada, en
ocasiones, puede traicionar nuestro
mensaje expresando algo muy diferente de lo que estamos diciendo verbalmente. Hemos
de controlarnos y saber de la fuerza de nuestros sentimientos que se transmiten a través de la
mirada.
Hoy parece que
vivimos en un entorno social, político y económico en el que la mentira
parece haberse adueñado de nuestra
sociedad. No es del todo cierto todavía
pero en ocasiones lo parece. Sin embargo las miradas delatan la impostura en algunos y muestran la
desesperación de muchos. Si sabemos leer en los ojos que nos rodean un mundo
nuevo se abre a nuestros sentidos.
El antropólogo y etólogo
Desmond Morris nos muestra en su obra MANWATCHING un buen ejemplo de lo que he
apuntado porque él observoó cuidadosamente, tanto en humanos como animales, la
fuerza y la expresión de las miradas. Vale la pena dedicar unos minutos a su lectura y a sus imagenes,(el apartado de la mirada es un capitulo).
Lucky, un
rotweiller con fama de feroz, sabía transmitir como pocos sus deseos y sus
sentimientos y al igual que jugaba con los niños con unos ojos brillantes por la alegria al fin rogaba de forma muda para no
sufrir innecesariamente.
Muchos humanos con responsabilidades podrían ser
conscientes del sufrimiento que causan si fueran capaces de ver algo más
profundo en sus semejantes que la mirada
agradecida de un perro.
La vida de Lucky ha sido tan intensa y tan significativa que hasta su ultima mirada ha inspirado esta reflexión. Gracias
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