miércoles, 4 de julio de 2012

La fuerza de una mirada


Este escrito resultará, tal vez, un poco nostálgico y me ha costado varios días decidirme  a escribir. El motivo es simple hace justo una semana tuvimos que practicar la eutanasia a mi perro Lucky, fiel compañero desde hace casi 14 años. La edad no perdona y el cáncer menos, por tanto ha sido un regalo disfrutar de su compañía todo este tiempo. Todos sabíamos que no podía durar indefinidamente pero fue su última mirada la que perdura. a partir de ahora el recuerdo siempre selectivo será maravilloso.

Todos los que de alguna forma nos dedicamos a la comunicación sabemos de la importancia de la expresión no verbal en los procesos de relación interpersonales y si bien todos los gestos tienen su importancia hay uno que hemos aprendido, espero, a conocer mejor que al resto.

Me refiero a la mirada . Tiene una potencia y una fuerza expresiva impresionante. Ya lo dice el refrán “si las miradas matasen…”. Pero la riqueza de matices y de sentimientos que pueden observarse a través de la mirada es algo que nos facilita una cantidad de información extraordinaria sobre nuestros interlocutores. 
 "Penélope,
tristes a fuerza de esperar,
sus ojos, parecen brillar
si un tren silba a lo lejos"-  
canta Joan Manuel Serrat en uno de sus hermosos trabajos.

“Lo veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo” -  nos describe magistralmente Miguel Hernández en el “Niño yuntero”

Por otra parte, es cierto que todos y cada uno de nosotros también miramos y esa mirada, en ocasiones, puede  traicionar nuestro mensaje expresando algo muy diferente de lo que estamos diciendo verbalmente. Hemos de controlarnos y saber de la fuerza de nuestros sentimientos que se transmiten a través de la mirada.

Hoy parece que vivimos en un entorno social, político y económico en el que la mentira parece  haberse adueñado de nuestra sociedad.  No es del todo cierto todavía pero en ocasiones lo parece. Sin embargo las miradas delatan  la impostura en algunos y muestran la desesperación de muchos. Si sabemos leer en los ojos que nos rodean un mundo nuevo se abre a nuestros sentidos.

El antropólogo y etólogo Desmond Morris nos muestra en su obra MANWATCHING un buen ejemplo de lo que he apuntado porque él observoó cuidadosamente, tanto en humanos como animales, la fuerza y la expresión de las miradas. Vale la pena dedicar unos minutos a su lectura y a sus imagenes,(el apartado de la mirada es un capitulo).

Lucky, un rotweiller con fama de feroz, sabía transmitir como pocos sus deseos y sus sentimientos  y al igual que jugaba con los niños con unos ojos brillantes por la alegria al fin rogaba de forma muda para no sufrir innecesariamente.

Muchos humanos con responsabilidades podrían ser conscientes del sufrimiento que causan si fueran capaces de ver algo más profundo  en sus semejantes que la mirada agradecida de un perro.    

La vida de Lucky ha sido tan intensa y tan significativa que hasta su ultima mirada ha inspirado esta reflexión. Gracias

Las fotos,excepto la de Lucky han sido tomadas de internet,con todo el respeto y agradecimiento a sus autores


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