Todas las grandes empresa han expresado su interés en
estos conceptos para favorecer la permanencia, la sostenibilidad y al fin los
buenos resultados de las empresas. Me parece bien pero echo en falta una
expresión: las personas.
Me viene a la memoria la frase, atribuida entre otros a
Federico II de Prusia, “Todo para el pueblo pero sin el pueblo”
buena muestra del despotismo ilustrado.
No dudo de la buena intención de los directivos de esas
empresas que explicaban las distintas experiencias desarrolladas, pero a la
vista de las mismas da la impresión que los valores siguen estando presentes en
los rótulos de las salas de espera y en las memorias anuales de las compañías y
en bastante menor medida en las actuaciones del día a día; porque si pensar en
las personas es organizar el “ dia del empleado”o la jornada de la solidaridad
aportando 1€ cada uno y la empresa doblando la cantidad obtenida para destinarlo
a fines sociales (es un ejemplo pero hay mas)cuando los beneficios oscilan
entre los 450millones de € y los 4000millones de € resulta un tanto
descorazonador.
Ciertamente también han explicado sus experiencias
algunas Pymes que por supuesto no presentan estas cifras de negocio pero que no
obstante logran implicar a sus equipos, en ocasiones muy reducidos, en la
cultura del esfuerzo y de la solidaridad. Sus resultados son modestos pero
impactantes por el ardor que representan.
Resulta fundamental como decía el Sr Marcos Gonzalez, presinte de la Fundación MediaResponsable “es importante hacer cosas bien hechas pero
además es importante saber comunicarlas adecuadamente”.
Hago mención a esta frase por la dificultad con la que se
encontraron los directivos de las grandes empresas en dar respuestas coherentes
a preguntas tan simples como “ ¿que hace
una compañía de telefonía para moderar el impacto ambiental de sus productos?”.
Dieron mas vueltas que Mª Dolores para justificar lo injustificable. Al parecer la comunicación no es su fuerte. Por
supuesto las Pymes fueron mas concretas en sus respuestas y es que la proximidad ayuda mucho y el creeerse lo que uno dice todavía más.
En todo caso resulta claro que en el tema de RSE existen
buenas intenciones pero poco convencimiento en los centros de decisión, poca
imaginación y dificultades de comunicación sobre las acciones realizadas. Todo
ello incide en una desconfianza generalizada y una falta de implicación de las
personas.
En este sentido
hago mias las palabras de Don Ramón Mullerat ,ex copresidente de Human Rights Institute que afirmaba que
mas que propugnar la RSE en las empresas es preciso crear una cultura de RSE en
las personas que son las autenticas protagonistas de las acciones a
desarrollar.
No podemos olvidar
los valores que son fundamentales para sustentar el trasfondo de las acciones y a ellos hay que dedicar tiempo y esfuerzos (curiosamente no suele hacer falta mucho dinero).
Pero por acabar con un poco de humor tengamos presente la frase de Grucho Marx:
“ estos son mis principios si no le gustan tengo otros”. La RSE es muy seria y
con seriedad y rigor hemos de transmitirla.