sábado, 14 de abril de 2012

La persona y la expresión

El primer punto a valorar en las técnicas de expresión es la propia persona (él o ella) que tratan de expresarse correctamente.

Cada ser humano posee unas características individuales que le permiten hacer con mayor o menor facilidad cierto número de acciones y comportarse de una u otra forma.

Hoy no voy a entrar en las variables culturales que, por supuesto, influyen en la comunicación y espresión como en el resto de nuestra vida.

Sólo vamos a tener en cuenta la actitud y el deseo individual que ya presentamos desde pequeños.

El ser humano invirtió varios millones de años en pronunciar sonidos articulados y establecer códigos comprensibles entre los distintos individuos.

Hoy un bebé aprende a hablar en los dos primeros años de su vida. El esfuerzo es colosal y probablemente el mayor que hacemos a lo largo de nuestra vida.

Esa actitud de voluntad para el aprendizaje parece que disminuye con los años y como vemos en muchos adultos no se distingue si no saben hablar o no quieren que les entendamos.

Aquí vuelven a aparecer los factores culturales de los que ya hablaremos.

Pero tal como está la actitud personal comunicativa pronto resultará mas fácil entenderse con un "bonobo" que con ciertos personajes, sobre todo del ámbito público de nuestra sociedad.
Todo sea dicho "sin acritud".


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