Hoy he tenido la
oportunidad de visitar la exposición que sobre la obra de GOYA se presenta en
el CaixaForum de Barcelona.
Como es natural
no soy quien para juzgar al eximio pintor aragonés ni este blog trata de pintura.
Pero es que Goya
fue mucho más que un pintor convirtiéndose en un relator grafico de la realidad
de su tiempo
Y muchos dirán ¿y
que tiene esto que ver con la expresión oral?
En este caso
mucho porque Goya efectuó una crítica feroz y a la vez muy sugestiva sobre las
acciones que ocurrían en su entorno.
A finales de la
última década del siglo XVIII realizó una serie de obras bajo el título genérico
de “Caprichos” y entre ellos me ha llamado especialmente uno de la serie
asnadas donde recoge a un asno enseñando a leer a un joven pollino en un libro
que no pasa de la A, y lo subtitula “si
sabrá más el discípulo”
Es evidente la sátira
que sobre el sistema educativo entonces imperante pone en juego el maestro.
Y reflexionando
sobre la pintura se observa que no parece haber pasado tanto tiempo hasta hoy
donde la enseñanza de la lectura, el gusto por las palabras parece no entrar en
las prioridades de quienes deciden la política educativa de nuestros hijos.
Se pasa por alto
la lectura en voz alta, el análisis y comprensión de muchas palabras y sobre todo la capacidad de
expresión oral de los alumnos.
Luego en los máster
i postgrados universitarios se sorprenden de que los jóvenes no sepan hacer una
presentación en público coherente
No pretendo
culpar al profesorado comparándolo con los asnos sino constatar las dificultades con las que
se encuentran ante un sistema cambiante según el ministro de turno y las
decisiones adoptadas con escaso rigor pedagógico.
Es fundamental
que los jóvenes, independientemente de la profesión u oficio que quieran
ejercer dominen razonablemente el uso de la palabra y que sean capaces de
expresar conceptos, ideas y sentimientos con soltura y fluidez.
Vayamos impulsando algo más que
el abecedario y fomentemos una educación integral donde la expresión y la
comunicación vayan más allá del rebuzno con el que algunos responsables de
nuestra sociedad pretenden tratarnos y, lo que es peor, imponernos.
Goya sigue
resultando profético y altamente sagaz en su observación.
(nota: la imagen la he obtenido del album de Google y solo se reproduce informativamente)
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